Villafranca vive un Viernes Santo con anhelo y esperanza

Hoy Viernes Santo, la procesión Magna del Santo Entierro no procesionará, como tampoco lo han hecho el resto de cofradías en estos días anteriores en Villafranca de los Barros. Como todos saben, debido a las restricciones derivadas de la declaración del estado de alarma para frenar la expansión del coronavirus.

Este 2020, y como ocurriese cada año bisiesto en la localidad, en el día de hoy, a las 20.30 horas, todos los cofrades, junto a sus imágenes, arroparían la procesión del Santo Entierro. Una marcha que el pueblo villafranqués vive con mucha devoción y recogimiento cada cuatro años. La última vez que Villafranca vivió este acontecimiento fue en el año 2016. No será hasta 2021 cuando se vuelva a revivir en el municipio la procesión Magna.

Una Semana Santa atípica que a los villafranqueses, como al resto de españoles, les ha tocado vivir desde casa. Ahí es donde ha crecido la fe y la esperanza, porque como dice el párroco del Valle, José Cordero, «que no salgan las procesiones no significa que no haya Semana Santa, la Semana Santa se sigue viviendo, pero en esta ocasión desde los hogares, solo con estar junto a la cruz con los ojos cerrados y el corazón abierto… con eso ya hay Semana Santa». Y así es como ha sido. La pasión y muerte de Jesús se ha recreado en balcones, puertas y ventanas. Estas se han llenado de luces, de marchas procesionales, de saetas y de rezos por los fallecidos del Covid-19.

Cada vecino ha acompañado desde casa, en esta Semana Santa virtual y compartida, a la Virgen de los Dolores, ha celebrado la entrada de Jesús en Jerusalén, ha seguido, como cada año, al Cristo de la Luz, ha sufrido con Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de las Angustias, ha soportado el peso de la cruz con Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, y ha permanecido en silencio con el Santísimo Cristo de la Fe y Nuestra Señora de la Amargura.

Todos los villafranqueses anhelaban este viernes Santo porque «tocaba» Magna. Y no puede ser, habrá que esperar, porque como dice José Cordero, «el cielo hoy está rojo pero mañana hará buen tiempo».