AMUS, pretende con este acto agradecer, refrendar y dar visibilidad a una labor «muy poco conocida por la sociedad, que pone el acento en el trabajo en red dirigido a salvaguardar las especies amenazadas en Extremadura, una de las regiones de referencia internacional por el valor de su biodiversidad», explica esta organización a través de nota de prensa.
Este acto se encuadra en el marco de cooperación existente entre la DGS de la Junta de Extremadura, el SEPRONA de la Guardia Civil, Agentes del Medio Natural y AMUS.
En marzo se cumplen tres años en el que Extremadura, a través del grupo «Amenazas de fauna», se convierte en una punta de lanza a favor de la custodia y protección de la naturaleza en la que se ejemplifica un modelo de referencia.
Entidades públicas y privadas, y los centros de recuperación se unifican en un objetivo común: la conservación de las especies más amenazadas y la reducción de sus problemáticas. «Existen amenazas y problemáticas intencionadas o no, a las que hay que dirimir responsabilidades administrativas o penales cuando se comenten infracciones contra la fauna silvestre», exigen. Fruto de esta preocupación y por las propias exigencias del ordenamiento jurídico europeo, nacional y autonómico, nació este grupo de trabajo en marzo de 2020, bajo la coordinación de la Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura. Cuenta con la ayuda y cooperación de los efectivos del SEPRONA de la Guardia Civil y de los Agentes del Medio Natural que focalizan sus acciones en la identificación de estas grandes problemáticas como puede ser la electrocución en línea eléctrica, colisión en tendido eléctrico, disparo, envenenamiento, enganche en alambrada y atropellos, en el caso del Lince ibérico.
Cada ejemplar afectado por estas causas es recogido, explican, con un levantamiento oficial, en el contexto de una cadena de custodia, que trasladará el animal hasta el centro de recuperación pertinente en donde se le practicará la necropsia con el consiguiente informe forense.
De este modo, «Extremadura se pone en primera línea ofreciendo una imagen de gran madurez y vanguardia, profesionalizando una manera de hacer conservación de las especies amenazadas en la que no solo hay unos procedimientos administrativos o penales sino una pléyade de expertos en materias diferentes, que saben cómo recoger el animal herido o muerto, cómo trasportarlo, dónde llevarlo y todos los requerimientos oficiales asociados, además de cómo analizar la causa de la muerte, confeccionar el pertinente informe forense o de cómo tratarlo con la medicina más actual para devolverlo a la libertad».
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