El Santo Cristo de la Misericordia goza ahora de gran salud gracias a la intervención realizada por la doctora en Conservación-Restauración, Carmen Vega Vera.
Se trata de un Cristo crucificado del Siglo XVI, una de las imágenes más antiguas que se conserva en Villafranca, y que antes de su reparación se encontraba en un estado deplorable.
El proyecto surgía en 2020 motivado por José Cordero, párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Valle, donde se ubica este Cristo, y por Juan Garrido, historiados villafranqués, que incluso escribió un libro «La Puerta del Perdón: historia y simbología» para recaudar fondos y destinarlos a su reparación.
Para Garrido una actuación necesaria y urgente, «fue una imagen que gozó de una importancia devocional excepcional en la localidad, son continuas las referencias que en los testamentos, en los libros parroquiales… mencionan al santo Cristo».
Lamentaba Juan Garrido que con el paso del tiempo esta imagen pasaba para todos «desapercibida», por ello, su regeneración supone un éxito, «yo creo que hoy, como ciudad, como pueblo, debemos sentirnos orgullosos porque esto es un trabajo de todos, creo que debemos felicitarnos porque otra vez rescatamos del olvido una imagen de gran antigüedad en Villafranca, de gran valor artístico y que no deja de ser la recuperación de un símbolo devocional del municipio».
Y así, renovado, lucía en el altar de la Parroquia Nuestra Señora el Valle el Santo Cristo de la Misericordia este pasado viernes, 21 de abril, ante numeroso público.
La doctora en Conservación-Restauración, Carmen Vega Vera, fue explicando, paso a paso, todos los tratamientos que han ido realizando a este Cristo. Explicaba, en primer lugar, que la particularidad que tiene es que su tipología es diferente, está elaborado a través de telas, «una sobre otra lo que crea todo el volumen de la imagen», completamente hueca. Según Vega Vera, el deterioro era más notable que otras imágenes datadas de ese siglo puesto que la mayoría suelen ser de madera, y las telas «se deterioran con mayor facilidad, es más débil que la madera».
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Una vez tuvieron constancia del material utilizado, se pusieron manos a la obra. Lo vieron a través de Rayos X, de un endoscopio, radiación ultravioleta…
El deterioro era más que notorio, han tenido que actuar en rajas que tenía le soporte, grandes orificios, repintes, faltas de policromía, reconstrucción de las orejas, de clavos en pies y manos, etc.
Un trabajo que ya ha concluido y que ya se puede admirar en el templo en el que siempre ha estado. Gracias a esta minuciosa labor los villafranqueses podrán disfrutar y venerar a este Cristo durante muchos siglos más.
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