

La organización AMUS (Acción por el Mundo salvaje) se encuentra en pleno desarrollo de la primera unidad canina en España especializada en el rastreo de aves afectadas por colisión o electrocución en tendidos eléctricos.
El impacto de los tendidos eléctricos está considerado, aseguran a través de nota de prensa, «como una de las amenazas más decisivas en la dinámica de ciertas especies de aves». «Las cifras oficiales», desvelan, «ni tan siquiera se aproximan a una realidad que de conocerse puede ser determinante. De hecho, en determinas áreas de campeo, alimentación o de flujos migratorios la repercusión por colisiones o electrocuciones pueden adquirir cotas alarmantes». Amplían, «en los últimos 20 años la ramificación de la red asociada a la expansión agrícola, industrial y residencial ha favorecido una peligrosa maraña de cables y centros de transformación que han elevado esta incidencia. Ahora también muchas especies comunes son víctimas de esta red periférica de áreas urbanas y rurales como lechuzas, cernícalos, cárabos, Búhos reales e incluso mamíferos como ginetas o zorros pero además, los miles de tendidos eléctricos que discurren por espacios de gran valor en biodiversidad son los responsables de un cuello de botella para especies amenazadas como el Milano real, Águila imperial, Águila perdicera, Buitre negro, Alimoche, Avutarda...».
Ante este escenario, AMUS con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, ha conformado un proyecto que se sirve del olfato de perros especialmente adiestrados para detectar, no solo aves fallecidas, sino aquellas que aún vivas pero heridas se mantienen en la periferia de tendidos eléctricos.
En estos momentos, los perros están consolidando una buena base de obediencia, autonomía y autocontrol. De igual manera, se les está familiarizando con el material y los olores con los que en los próximos meses van a trabajar. En la segunda fase se centrarán en la asociación y discriminación de olores de forma correcta.
Los dos principales objetivos discurren entre testar y replicar el método con el empleo de unidades cinológicas en diferentes regiones y otra, salvar el mayor número de aves que lesionadas puedan ser rescatadas. El empleo de perros en biodetección puede ser una herramienta, testifican, «muy útil» en la conservación de la biodiversidad.
En Extremadura se ha creado una estrategia denominada «Amenazas fauna» coordinada por la Dirección General de Sostenibilidad en la que se han protocolizado cuatro problemáticas entre ellas las electrocuciones/colisiones e implica a estamentos como el SEPRONA de la Guardia civil, a Agentes del Medio Natural y supone, dicen «un enorme avance en reducir las causas que afectan directamente a especies de alto valor».
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