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Patines, patinetes, bicicletas, coches de capota, muñecas… en vez de 26 de abril, el de ayer, parecía un día de reyes en Villafranca de los Barros. Pero en vez de disfrutarlos en la Plaza del Corazón de María, lo hacían por las zonas asfaltadas de la localidad.
Centenares de pequeños han roto el silencio al que ya se habían acostumbrado los villafranqueses. Las calles del municipio han vuelto a cobrar la alegría y la vida que dan los niños.
Muchos de ellos han estrenado sus mascarillas, y algunos, guantes, para protegerse de la amenaza en forma de virus que pueda haber en el exterior de sus viviendas.
Llevaban muchos días esperando este momento, algunos, como Carlota, de nueve años, contaba las horas. Un día muy esperado para estos menores de 14 años que tras 43 días encerrados en sus casas debido a la crisis del coronavirus, vuelven a respirar aire puro. Y al fin llegó el 26 de abril. Ellos conocen bien las normas, a las zonas de juegos infantiles, precintadas, saben que no pueden acercarse, tampoco, aproximarse a saludar a sus amigos y compañeros.
También están al tanto, que pueden salir solo una vez al día, con un adulto, y durante una hora, tiempo suficiente para Theo, un niño de cuatro años, que ya tiene planeado qué hacer cada día en ese tiempo.
Todos, adultos y menores, agradecen la medida.
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